Una de las claves para el envejecimiento saludable son los lazos familiares sólidos: desde convivir con la pareja o ver a los amigos en las clases de danzón, hasta salir de vacaciones con los hijos y, por qué no, llevar a las y los nietos al cine de vez en cuando.
Esas visitas sorpresa de las y los nietos a la casa de los abuelos, pasar un fin semana en su pueblo de origen o contarles nuestras historias— por poner unos ejemplos— fortalecen la relación nietos-abuelos, la cual ante estudios, es vital para su salud.

Convivir con los nietos activa a los abuelos
La vejez se ha asociado erróneamente con el sedentarismo. Sin embargo, la actividad física no distingue edades; y en el envejecimiento no es necesario levantar 30 kilos de pesas ni correr varios maratones para activar al cuerpo. Al contrario, basta con realizar las pequeñas acciones del día a día: levantarse de la cama, regar las plantas, pasear a la mascota o convivir con los nietos.
Interactuar con ese pequeño o pequeña implica para el abuelo o abuela estar más activa, caminar o incluso realizar ejercicios moderados. Por ejemplo, agacharse para jugar con ellos o perseguirlos en esos “arranques de hiperactividad” durante el paseo.
De hecho, el epidemiólogo, Ralph S. Paffenbarger (1922-2007), señaló que las personas moderadamente activas de 70 y 80 años tienen tasas de mortalidad hasta 50% más bajas que las sedentarias. Y esto se puede obtener con niveles “modestos” de actividad, tales como:
- Pasear en bicicleta o jugar a la pelota con el nieto
- Juegos de mesa como el ajedrez o cartas
- Subir escaleras
- Salir a regar las plantas
- Asistir a clases de baile

Disminuye la depresión
Aunque durante el envejecimiento se atraviesa por procesos como la muerte de amigos o la migración familiar, la soledad no es una característica de esta etapa. Pero eso no la exime de ser una población propensa a la soledad no deseada, es decir, el malestar que produce la falta de relaciones significativas.
Por ello, tener y mantener una buena relación con las y los nietos ayuda a mejorar los niveles de dopamina y oxitocina— las llamadas “hormonas de felicidad”— en los adultos mayores. Asimismo, reduce el sentimiento de soledad y el aislamiento.
Incluso, un reciente estudio de la profesora, Sara Moorman, y Jeffrey Stokes arrojó que la convivencia entre el o la abuela con su nieto o nieta adulta puede reducir los síntomas de depresión no sólo en el adulto mayor, también en la o el joven. Esto, destacó, gracias al incremento de la esperanza de vida en los últimos años.
“Los abuelos viven más y suficiente para tener vínculos con sus nietas o nietos adultos”, señala la académica y doctora de la Universidad de Boston. “Se apoyan mutuamente de forma significativa. Es significativo que las y los abuelos sigan siendo un recurso y contribuyan al bienestar de sus nietos o nietas en la edad adulta”.

En específico, el artículo de Moorman y Stokes enlistó y analizó dos tipos de conexiones de la relación abuelo-nieto: solidaridad afectiva o cercanía emocional, y solidaridad funcional o apoyo tangible (por ejemplo, hacer tareas domésticas, dar consejos, ayuda financiera o proporcionar transporte).
Es decir, así como “nos nace” dar dinero a la abuela para los gastos del mes o ayudar al abuelo a cargar algunas bolsas del mandado, también hay que permitir que ellas o ellos nos proporcionarnos ese apoyo: recibir ese billete de 200 pesos que dobló y te entregó “a escondidas” de la familia, de vez en cuando aceptar ese ofrecimiento para lavar la camisa que se manchó con café, escuchar sus consejos para un corazón roto, etcétera.
“Si un abuelo recibe ayuda, pero no puede brindarla, se siente mal. Los abuelos esperan poder ayudar a sus nietos, incluso cuando estos ya son mayores. Y es frustrante y deprimente para ellos (los abuelos) depender de ellos (los nietos)”, destaca el documento.
Aumenta la esperanza de vida

Un estudio del Journal of Evolution and Human Behavior demostró que la mortalidad en los abuelos y abuelas que esporádicamente cuidaban a sus nietos o nietas registraron un índice de mortalidad menor a comparación de quienes no cuidaron. En específico, el riesgo fue 33% menos.
Sin embargo, el asunto cambia cuando se tratan de cuidados de custodia completos y altamente estresantes. Según la revista alemana:
“Que el cuidado sea o no beneficioso para quien ayuda depende del nivel de cuidado. La tensión social resultante del cuidado extensivo puede cancelar los posibles efectos beneficiosos para quien ayuda"
¿Cuidar a los nietos desgasta?
En México, 55% de las niñas y los niños en México están al cuidado de sus abuelos y abuelas, mientras su madre o tutor trabaja. Así, una gran parte se convierte en “la segunda mamá” o “el segundo papá” de sus nietos y nietas.
Esa responsabilidad adquirida ha sido el centro de varias investigaciones por sus posibles afectaciones a la salud, tanto mental y física, de las y los abuelos. Esto porque, si bien no es una generalidad, gran parte de esta población ya es considerada como adulta mayor.
Algunos estudios plantean que asumir ese estrés y esas preocupaciones de la crianza (como la falta de sueño, el cambio en las rutinas y del estilo de vida) podría tener un costo al bienestar físico, mental y hasta social del mayor.
Sin embargo, un estudio publicado en el Journals of Gerontology no detectó cambios dramáticos ni generalizados en los 12 mil 878 abuelos y abuelas cuidadores (cuyas edades rondaban entre los 50 y 80 años) que entrevistaron en Estados Unidos. La escasa evidencia detectó que algunas abuelas registraron daños a su salud, depresión y baja autoestima por recibir a sus nietos en sus hogares y estar al pendiente de ellos.
Por supuesto, destaca el documento, “los efectos (...) dependen del contexto y las circunstancias del cuidado”.
Si bien “el deterioro de la salud no es una consecuencia inevitable del cuidado”, el artículo determinó que los casos representaban una mínima parte de la población muestra. En tanto, en otros estudios los adultos mayores afirman que las demandas de la crianza se balancean con los beneficios obtenidos.
Por ejemplo, las y los abuelos se sienten mucho más apegados a sus nietos o nietas y disfrutan el tiempo con ellas. Paralelamente, adquieren un estilo de vida mucho más activo, procuran la comida saludable y hasta se dejan a un lado vicios como el tabaquismo o el alcohol.
ASG