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Carlo Rubbia: buscador de quimeras
Junto con Simon van der Meer, obtuvo el premio Nobel de Física en 1984 por convertir el Súper Sincrortón de Protones (SPS) del CERN en un acelerador de partículas. -
Marshall Warren Nirenberg: “El día que descubrí la santísima trinidad”
El bioquímico estadunidense consiguió descubrir que la información hereditaria se almacena en el ADN y describir la manera de traducirse en células de proteínas. -
Octavio Paz: poesía y ciencia habrán de unirse
El Nobel mexicano nos invitó a experimentar de manera estética nuevos conceptos de la luz, el tiempo y el espacio emanados del conocimiento científico. -
James W. Cronin: danza con rayos y asimetrías
El físico nuclear estadunidense, experto en cosmología experimental, estaba convencido de que el estudio de la naturaleza del universo preparaba a la humanidad para la conquista del espacio cósmico. -
César Milstein: fueguitos que alumbran vidas
El bioquímico argentino se dio a la tarea de descifrar los anticuerpos, uno de los avances más revolucionarios de la medicina moderna. -
Peter Higgs: el paciente escocés
El físico británico, galardonado con el Nobel en 2013 “bosón de Higgs”, era un hombre amable y paciente, un incansable promotor de sus ideas, siempre reconociendo el esfuerzo de los colegas. -
Jack Steinberger: bicicletas, música y neutrinos
La obra magistral del físico de origen alemán fue convertir un fantasma, el neutrino, en una clave para el avance y consolidación de la física que explora el interior del átomo. -
Derek Barton: conocer sin ver
Las aportaciones del Nobel de Química 1969 (compartido con el noruego Odd Hassel), pueden considerarse luces que abrieron atajos en una disciplina necesitada de formas nítidas para no perderse en la realidad molecular. -
Severo Ochoa: el laboratorio como un santuario
El científico de origen español aisló una enzima de la bacteria Escherichia coli y, a partir de ella, sintetizó el ARN y el ADN, un avance considerable en la posibilidad de descifrar el código genético de las especies vivas.