El presidente de la Federación de Pequeños Propietarios de Farmacias del Valle de Toluca, Alfredo Urbano Flores, refirió que los consultorios adheridos a una farmacia se han vuelto motores de la comercialización no profesional de medicamentos. Aunado a que la falta de regulación y poca actuación de las autoridades de salud, provoca que muchos médicos aprovechen para vender fármacos y vacunas a precios excesivos.
“No es tanto problema que un doctor este adosado a una farmacia, sino que venda al paciente las sustancias que la farmacia o la cadena quieran y le sean más convenientes, aunque muchas veces no son necesarias, como las vitaminas”.
En el momento en que los médicos se quitan la bata, dijo, son unos verdaderos negociantes, prueba de ello es el acaparamiento de vacunas en clínicas, hospitales privados o consultorios independientes.
“No encontramos todas las inoculaciones en las farmacias porque las tienen requisadas, ejercen un monopolio estrechamente cerrado y con precios exorbitantes, sin que exista supervisión por parte de las autoridades; por lo que les ponen los precios que quieren”.
Una vacuna de influenza, refirió, que normalmente puede costar 240 pesos, en las clínicas particulares oscilan en 600 o 700 pesos y las personas las pagan porque con una es suficiente para prevenir gripes que deterioran seriamente la salud de adultos mayores y de menores de edad.
Lamentó que muchos médicos hayan “metido a la caja fuerte su juramento de Hipócrates y no lo saquen para recordar que dice; por lo que se vuelven verdaderos mercaderes de la salud. El costo de los medicamentos dependen del tipo de clínica y de cliente, ya que en las farmacias se respetan un poco más los precios sugeridos que no están establecidos por el laboratorio”.
Por ello, añadió, es fácil encontrar descuentos de 30, 50 y hasta 80 por ciento, lo cual habla del margen de utilidad del sector farmacéutico que puede llegar al mil y mil 800 por ciento en cada producto. “Pareciera que están coludidos con la cadena de distribución porque el que menos gana es el farmacéutico, es decir, los laboratorios con los nichos de aplicación porque las vacunas no se consiguen tan fácil”.
Otro tema delicado, expresó, son las inyecciones de importación como las pentavalentes que son solo del dominio de los médicos y muchas veces no pasan por las Normas Oficiales Mexicanas (NOMs) o reglas sanitarias.
“Ahí es donde las autoridades de salud debe ponerse las pilas y echar mano de sus inspectores, para que cuando un producto se encarece no es por el principio activo sino por toda la corrupción que la envuelve”.
SGCF