Por: Máximo Ernesto Jaramillo-Molina
Ilustración: Víctor Solís, cortesía de Nexos
Uno de los mitos más populares, y que generan más estigma entre los ciudadanos, es la falsa creencia de que hay personas que “viven mantenidas por el gobierno”. Esta narrativa concluye que, como las personas beneficiarias de programas sociales se mantienen del gobierno, se acostumbran a “la comodidad” de tal situación y no buscan “salir adelante por sí mismos”. En pocas palabras, se vuelven dependientes del Estado. Nuevamente, tal percepción es equivocada. En realidad, los beneficios gubernamentales promedio de los hogares más pobres apenas alcanzan 13 pesos diarios por persona. Está en un error quien crea que una persona se vuelve dependiente del gobierno por recibir poco más de 400 pesos al mes, y que esa cantidad será suficiente para desincentivarlos de trabajar o “esforzarse por mejorar su situación económica”.