El espectáculo ofrecido por Coyotes de Tlaxcala y la Jaiba Brava del Tampico-Madero es digno del olvido. Su juego correspondiente a la jornada 8 del Clausura 2025 resultó indigno y la repartición de puntos luego de la igualada sin anotaciones, fue el claro reflejo del nivel y la calidad que ambos mostraron la tarde de este sábado en el Estadio Tlahuicole.
Los porteños libran la aduana de un rival que prolonga su sequía de triunfos en este certamen de la Liga de Expansión, pero en cuanto al funcionamiento general la única mejoría (aunque sin ser un verdadero parámetro) se dio en el aspecto defensivo, sin embargo, al llegar a 10 puntos, las dudas aún se encuentran en el ataque.
Las circunstancias de último momento al darse la baja de Rubén Domínguez por un dolor muscular, obligó una vez más a Marco Antonio “Chima” Ruiz de plantear un cuadro estelar diferente por octava ocasión en la campaña. En su sustitución mandó a Santiago Ramos, con más condiciones de ataque.
Eso y la presión realizada al equipo local le permitió tener en la mayoría del compromiso la posesión del balón, siendo un poquito más incisivo pero sin lograr clarificar. El cuadro de Luis Orozco decidió apostar por un error y a la habilidad de su mejor elemento Miguel Pedroza.
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La única ocasión clara de los visitantes vino en el minuto 33, en un servicio puesto con exactitud por Deivoon Magaña a la entrada de Santiago en pleno corazón del área, fue un penalti en movimiento que de media tijera remató y el portero intervino para evitar la caída de su arco.
Cerca del 40 el propio Pedroza quiso hacerse presente en la pizarra. El máximo goleador del torneo hasta el momento se ingenió una jugada individual que terminó con un disparo franco, aunque Gerardo “Kampa” Ruiz estuvo atento para de un manotazo evitar el daño.
La parte complementaria fue un retrato de los primeros 45 minutos. Muy seguro en la zona defensiva se mostró el conjunto celeste, sin pasar grandes sobresaltos pues si algo adoleció el cuadro tlaxcalteca fue la elaboración de jugadas en ataque.
El asunto pasó de tres cuartos de cancha hacia la portería de Ricardo Rodríguez, a excepción de una aproximación de peligro en el minuto 52, que tuvo en sus pies el paraguayo Danilo Santacruz, un remate con puerta casi abierta hasta que apareció Francisco Santillán y le negó su segundo tanto del torneo.
Vinieron los cambios y muy poco se pudo platicar, ni siquiera fue de trascendencia la tarjeta roja que recibió Diego Aguilar al minuto 85, cuando en la disputa de un balón en el medio campo le mostró los tachones en la cara a Omar Soto. No lo lastimó, pero el árbitro central Jesús Herrera consideró la acción como un intento de agresión.
Las acciones finales de un lado y otro fueron a través de la pelota parada; nadie pudo siquiera hacer un remate a puerta que inquietara.
DAPD
