El rojo de los cuadros de gran formato que se encuentran colgados en su estudio envuelve a Fabián Cháirez, quien con la intensidad de este color expresa los tópicos que distinguen a su lenguaje artístico: la identidad de género, las disidencias y los imaginarios del poder.
Precisamente por la fuerza de su obra y por los cuestionamientos que realiza a través de la pintura, Cháirez fue invitado a exponer su obra en Madrid, España, en el Museo La Neomudéjar, un foro independiente que propicia otra forma de relacionarse con el arte, los artistas y la comunidad.
Su exposición Las plumas ardiendo el vuelo, integrada por 18 pinturas de gran formato, se presentará del 28 de junio al 10 de septiembre en las instalaciones del antiguo almacén de la primera estación de ferrocarril de Madrid de finales del siglo XIX.
Cháirez (Chiapas, 1987) es el autor de la polémica obra La Revolución, en la que aparece Emiliano Zapata desnudo montado a caballo con tacones y un sombrero rosa, la cual generó una acalorada polémica durante su exhibición en el Palacio de Bellas Artes en 2019, como parte de la exposición Emiliano. Zapata después de Zapata.
El artista, reconocido por refutar el modelo tradicional del poder, abrió a MILENIO las puertas de su estudio, ese lugar en el que pasa horas experimentando con la luz, el color y las técnicas, mientras prepara su viaje a Madrid.

“Mostrar La Revolución fue un parteaguas para visibilizar los temas que son muy importantes para construir una sociedad más abierta y más equitativa. Ese suceso en el Palacio de Artes fue lo que me catapultó, contribuyó a que el mundo viera mi trabajo. Ha sido una experiencia muy positiva porque a partir de ese acontecimiento se me dieron muchas oportunidades de colaboración con algunas galerías en Londres, colecciones en Bruselas y en Estados Unidos; surgió en general un gran interés en mi obra”.
Sin complacencias
Cháirez sostiene que desde que empezó a pintar hace 11 años, está determinado a tener los pies sobre la tierra, a no ser complaciente, a abrir espacios, así como abogar por la libertad de la población LGBT+ y las disidencias.
“El arte para mí ha sido una plataforma en la que abordo diversos temas y pongo a debate lo que pasa en nuestra sociedad. El arte que me mueve es el que aporta algo, el que siempre cuestiona y nos reta”, afirma el artista que ya capitaliza su obra en dólares.
Se asume como creador independiente al gestionar sus exposiciones sin apoyos gubernamentales. Le gusta democratizar su obra, dice, por eso imprime sus pinturas en pósters o en playeras que se ven en diversas partes del mundo; realiza notebooks y comparte sus conocimientos.
Además de dar clases, presta su estudio a otros colegas, y ha becado a personas transgénero para que aprendan técnicas de dibujo con la finalidad de que sean ellas mismas quienes cuenten su vida. “Porque por lo general quienes terminan hablando de los temas trans, no lo son; si yo puedo ser ese facilitador, qué mejor”, expone el artista que estudió en la Facultad de Artes en la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, y quien comenta que no deja de actualizarse.

Posturas morales
Para la exposición Las plumas ardiendo el vuelo, la mirada de Cháirez se encaminó hacia dos vertientes con el mismo propósito: cuestionar las posturas morales; por un lado la estructura de poder de la iglesia católica como institución y, por el otro, “la racialización de las pieles morenas y la discriminación social”.
Las imágenes son muy fuertes ¿crees que levantarán polémica y provocarán censura?
"Las preguntas van a provocar sobre todo cuando le preguntas a una entidad que tiene demasiado poder; siempre habrá incomodidad por parte del espectador, es algo que no tengo que pensar, simplemente trato de dejar fluir mis ideas en la obra.
“En la mayoría de las pinturas polemizo los imaginarios de poder, hablo de todos aquellos símbolos, conceptos e imágenes que pertenecen a cierto sector dentro de la sociedad, que se imponen ante todos aquellos que no tenemos poder y que estamos, digamos, confinados a ese poder.
“Me encanta poner en duda los roles de poder, a través de la imagen; en este caso el papel de la iglesia católica, pues en muchos países, sobre todo en México y en Latinoamérica, ha incidido mucho en ciertos sesgos sociales y desigualdades.
“Aunque en España tienen al Opus Dei, igual mi exposición pasa desapercibida o puede suceder todo lo contrario; trabajo este tema en respuesta a la postura conservadora que está tomando fuerza. Y puedo decir que ya estoy curado de espanto”.
¿Qué buscas con la serie relacionada con la iglesia católica?
"Me gusta, a través de mis imágenes, revertir ese imaginario y dar nuevas posibilidades y lecturas a estos símbolos con los que hemos crecido. Mi familia es católica, pero para mí la iglesia se ha convertido en un obstáculo en mi desarrollo como persona porque desde sus declaraciones coartan mi libertad y la de muchos otros individuos".
¿De qué hablas en las pinturas sobre esa institución religiosa?
En esta serie recurro mucho al personaje del cardenal como una figura de autoridad, de hecho al fondo de la pintura Agnus Dei, junto esta figura de autoridad, a un costado, vemos a una monja que tira de la correa que lleva el cardenal en el cuello (como si fuera un perro). Hablo un poco de ese cambio de roles en la iglesia católica; los cardenales son prácticamente el grupo privado del papa que le ayuda a tomar las decisiones, lo que hago es revertir ese poder otorgándoselo a una monja.
También hay otro cuadro, La anunciación, donde la imagen de un ángel, como enviado de Dios, está siendo sometido por una mujer. Es darle el poder a quien no lo tiene; es lo que a mí me importa mucho, recalcar y motivar a que se cuestione al poder porque siempre es necesaria la búsqueda de la libertad.

¿Cuáles son los temas de la exposición?
"La otra parte serán pinturas más relacionadas con el aspecto racial y de las disidencias de género y sexual, algo que también es muy recurrente desde los inicios de mi carrera porque en un contexto como el de México, las disidencias de género sexuales han sufrido, hemos padecido mucha discriminación, y también carecemos de referentes que enaltezcan nuestras existencias.
“Entonces otra vez hablamos del imaginario del poder, ya que quienes lo han protagonizado siempre han sido personas blancas y heterosexuales; para mí también es muy importante poner en esos lugares la realidad con la que yo convivo con las personas disidentes de sexo, de género y personas racializadas, que no hemos tenido esa posibilidad de ser identificados en el arte”.
“Llevo una pintura con la poderosa imagen de Coatlicue, la cabeza de Zeus y un crucifijo, además de una modelo desnuda portando el manto de la Virgen, como elementos de una sociedad decadente. Esta obra no se ha exhibido en México porque las instituciones culturales salen con que no se puede mostrar el ‘sexo disidente explícito’, cuando podemos ver en los periódicos a hombres y mujeres desnudos, lo que habla de una enorme hipocresía en un sistema como el nuestro, que permite cosificar ciertos cuerpos, y a los otros simplemente los invisibiliza. Son entonces esas ironías que me gusta destacar en mi obra”.
La exposición Las plumas ardiendo el vuelo, en el Museo La Neomudéjar, se podrá visitar en C/ Antonio Nebrija, s/n, en la ciudad de Madrid, cerca de la estación del tren y del metro Atocha.

hc