Copenhague, 1962. Einar Wegener y Gerda Gottlieb son una joven pareja de pintores. Un matrimonio perfecto que se empieza a tambalear cuando Einar posa como bailarina para ayudar a Gerda, cuya modelo estaba enferma. De este juego emerge poco a poco un nuevo inesperado yo: Lili. En principio la pareja se divierte al curiosear en las ambigüedades que el engranaje del espectáculo social del género ofrece. Los vestidos, el maquillaje, la diversión del disfraz. Lili se presenta en sociedad como la prima de Einar y pronto deviene el modelo preferido de Gerda, que empieza su ascenso artístico. Poco a poco, la presencia de Lili agita la unión de los dos.
“No puedo negar, por extraño que parezca, que disfruté vistiendo ese disfraz. Me gustó el tacto de esas suaves telas”, escribe la misma Lili algunos años más tarde en su autobiografía Man into woman, “desde el primer momento me sentí como en casa dentro de ese atuendo”.
El escritor estadunidense David Ebershoff encontró una pequeña nota sobre Lili y su curiosidad empezó a tejer una telaraña que lo llevó hasta el norte de Europa. “Sabía que la primera persona en haber pasado por una operación quirúrgica de cambio de sexo había sido Christine Jorgensen en 1952”, cuenta David, “cuando descubrí que en realidad había sido Lili, me interesó su vida y me fui hasta Copenhague, donde pude consultar —además de su autobiografía—muchas notas escrita por ella”.
David Ebershoff empezó a trabajar en La chica danesa, que se convirtió en un best seller traducido a más de 10 idiomas, y fue galardonado con el Premio de la Fundación Rosenthal de la Academia de Artes y Letras de Estados Unidos y el Premio Lambda para obras que exploran temáticas LGBTL, además de ser definido como Libro Notable del Año por The New York Times.
“¿Cómo pudo ser olvidado por la historia un personaje tan valiente e heroico como Lili?”, se pregunta David, “esa fue la cuestión fundamental que ha originó La chica danesa.
La novela intenta también interrogarse sobre los cambios en la relación con Gerda. He intentado correr por dos distintas vías: reivindicar la figura de Lili contando su experiencia de vida a través de un trabajo de investigación, y explorar con las herramientas de la ficción literaria el cómo nos enfrentamos al hecho de que la persona amada cambie. En mi libro Gerda desarrolla un papel importantísimo. La misma Lili la describe como su mayor defensora durante sus 15 años de matrimonio juntas”.
En 2014 el director Tom Hopper se enamoró de la obra de Ebershoff, definiéndola como “el mejor guión que he leído”. La película quiere ser “el retrato de un matrimonio que vive un profundo cambio con el amor como guía”, afirma Hopper. La chica danesa se convirtió en celuloide interpretada por Eddie Redmayne y Alicia Vikander. La película fue nominada para cuatro Premios de la Academia, tres Globos de Oro, dos Screen Actors Guild Award, cinco Premios de la Crítica y cinco BAFTA. A parte de los innumerables premios, el film causa también muchas polémicas. El director Tom Hopper fue acusado de haber borrado parte de la historia, pues durante toda la cinta no se habla nunca de intersexualidad.
En la realidad, Lili acudió con distintos médicos, que la diagnosticaron como histérica y enferma sexual entre varias otras cosas. “Me dije que, como mi caso nunca había sido tratado en la historia de la medicina, simplemente no existía, simplemente no podía existir”, escribió de su puño la misma Lili. Ebershoff subraya en su novela que “probablemente por cuestiones de época, Lili-Einar Wegener vivió en el crepúsculo de la comprensión sobre la sexualidad humana y las cuestiones de género”.
Durante sus peregrinaciones médicas, Lili descubre que es intersexual, como nos cuenta el escritor estadunidense: “Supo que su cuerpo era también de mujer gracias al sexólogo Magnus Hirschfeld y a su equipo médico, que en 1931 la visitó y asesoró cuando decidió trasplantarse un útero para poder ser madre”. En la novela de Ebershoff se habla bastante del médico Hirschfeld, quien fundó en 1919 el Instituto para Investigaciones Sexuales en Berlín, una iniciativa que fue revertida en 1933 con el ascenso del nazismo. “Existe una confusión respecto a la transexualidad y la intersexualidad. Son dos cosas distintas”. La intersexualidad justamente no es acerca de la transición de género, como en el caso de las personas transexuales. Algunas personas pueden identificarse con la comunidad trans, pero su preocupación es acerca de las diferencias físicas en las características sexuales.
En el libro el novelista también se detiene en los encuentros de Lili con los diferentes médicos: “Era verdad que Einar era mujer o, al menos, lo era en parte. En su abdomen —prosiguió el médico—, y mezclado con el intestino, encontré algo —juntó las manos e hizo chasquear los nudillos— encontré un par de ovarios. Infra-desarrollados, naturalmente. Pequeños, naturalmente. Pero estaban allí”, cuenta Ebershoff en un pasaje de su novela.
Lili Elbe murió el 13 de septiembre de 1931. Había escrito a su hermana poco tiempo antes esta nota: “Ahora sé que la muerte está cerca. Anoche soñé con mamá. Me cogió en sus brazos y me llamó Lili. Soy Lili, vital, y he probado que he tenido el derecho a vivir durante 14 meses. Puede que 14 meses no sea mucho tiempo, pero a mí me han parecido una vida entera y feliz”.
David Ebershoff cuenta detalladamente la determinación de Lili de someterse a la operación quirúrgica. “Una transformación en la sociedad luterana que Jane Austin nunca había logrado imaginar. Es difícil ser una joven chica independiente, aún más cuando eres una mujer en el cuerpo de un hombre”. Otro hito fundamental en la vida de Lili es que “hasta decide cambiar otra vez su nombre, y llamarse Lili Elbe, en honor al río que pasa por la ciudad de Dresde (el Elba), donde finalmente ella vislumbra la posibilidad de llegar plenamente a ser sí misma”, explica Ebershoff.
Una temática que seguramente no deja de ser actual, visto que solo desde 2008 se contabilizan más de mil 500 asesinatos de personas por motivos de género —una estadística que incluye pocos países fuera de occidente, donde la situación es supuestamente peor— y casi 80 por ciento de esos crímenes ocurrió en América Latina. Por eso hacer “conocer esta historia es un aporte para seguir con la batalla por todos los derechos y todas las libertades”, afirma David. “Siempre me han inspirado las historias desatendidas. Esta investigación ha sido uno de los puntos de mi interés: encontrar historias del pasado que no han sido contadas, explorar estas vidas. Lili visitó decenas de doctores y la cosa increíble es que anteriormente no se había ni experimentado esa posibilidad. Lili fue una precursora. ¡Es como ir a la Luna por primera vez! Toda mi carrera he buscado encontrar esos personajes definibles como outsiders. Estoy convencido que la historia en realidad la hacen los olvidados”.
Ya en su primera colección de cuentos, el libro La ciudad rosa, que ganó el Premio Ferro-Grumley por la excelencia en la ficción LGBT y fue nombrada una de las mejores obras del año por el Los Ángeles Times, el escritor se dedica a contar vidas que salen de la “normalidad”.
También su segunda novela, Pasadena, es una exploración acerca de las ambigüedades de las relaciones humanas y de la espinosa cuestión de la identidad. Encomiado por The New York Times, el libro se inspira en la historia de su ciudad natal, Pasadena, una localidad mediana al este de Los Ángeles. Ahí el joven escritor y editor David Ebershoff creció y allí se desarrollan los eventos que ve Linda Stamp, la protagonista. Hija de un alemán y de una mexicana, Linda se enamora de un campesino que trabaja en un rancho en Pasadena, pero terminará por casarse con el rico dueño del rancho. Ebershoff habla de su ciudad natal durante el siglo pasado y de la lucha para el trabajo, sobre todo femenino. El trasfondo no es solo el feminismo. En la novela se abarcan varios temas actuales, como el cierre de la frontera, la inmigración y el ambientalismo.
“Quiero hablar del proceso de ‘normalización’ que nos impone la sociedad hoy como ayer. Un proceso a través del cual la sabiduría se convierte en convencionalidad, donde nos sugieren que al final del día queremos todas las mismas cosas. Que la felicidad no se escoge, se alcanza. Lo que es ‘normal’, es solo una visión en los millones de historias que nos han sido contadas, nos moldean y se reproducen a través de nosotros, dibujando el mundo y sus posibilidades en nuestras vidas”, afirma David.
En su tercera novela The 19th wife —otro best seller con casi un millón de copias vendidas alrededor del mundo— Ebershoff habla de la poligamia en Estados Unidos en el nuevo siglo, contando dos historias en paralelo: una en una comunidad de mormones del 1900 y la otra en la comunidad gay contemporánea. El diario Los Angeles Times lo elogió diciendo que “hace esa cosa que todas las buenas novelas hacen: nos entretiene”. También este libro se convirtió en una película, esta vez para la televisión.
Cuando le pregunto una opinión respecto a la situación política actual de su país y la elección de Donald Trump, David me contesta volviendo al tema de la normalización: “El peligro de la política de Donald Trump es que el racismo, el sexismo, entran en nuestra historia y se hacen ‘normales’. Para hacer frente a la complejidad del mundo nos vienen contando una historia simplificada, trivializada. Pero lo que era virtualmente impensable en el siglo XVIII ahora es quizás parte de la normalidad, o al revés, lo que era normal en momentos del pasado ahora resultaría absolutamente inconcebible. Este es un buen ejercicio para recordarnos la magnitud del momento presente, y relativizar lo que llamamos fantasía”.
Ebershoff combina su trabajo de editor y escritor con la enseñanza, impartiendo clases de escritura en algunas de las más importantes universidades de Estados Unidos como NYU, Princeton y actualmente en la Universidad de Columbia. “En la actualidad, muchos estadunidenses no se sienten representados”. El escritor californiano ha sido uno de los huéspedes de la 12 edición del Festival Internacional de Escritores y Literatura de San Miguel de Allende, organizado por la Asociación Internacional de escritores y editores por la libertad de expresión PEN. David nos habla de su experiencia mexicana: “Hace poco participé a un evento con jóvenes escritores locales, se premió una joven de 14 años y ella leyó su historia. Bueno, estos son los eventos relevantes para mí. La ficción juega un rol relevante en este particular momento político. El lenguaje de nuestro nuevo presidente Trump intenta dividir. Estoy convencido de que la respuesta es hablarse, contarse historias. Por esto me parece increíble encontrarme acá en México mientras se quiere construir un muro para dividirnos, y al revés, nosotros estamos hablándonos a través de la literatura. No hay nada más maravilloso”.