Entre lágrimas y aplausos el cuerpo de Álex, un joven originario del municipio de Doctor Mora, en Guanajuato, regresó el pasado martes 5 de agosto a su tierra natal, donde decenas de personas lo recibieron para acompañarlo en su último recorrido.
La comunidad de Loma de Buenavista se reunió para despedirlo y rendir homenaje a quien fue recordado como un joven amable y generoso.

Su féretro fue llevado hasta Tierra Prieta, donde familiares, amigos y vecinos no solo lo despidieron con cariño, sino que también alzaron la voz para exigir justicia por la forma tan lamentable en que perdió la vida el pasado sábado por un impacto de arma de fuego.
A pesar del dolor, su familia tomó una decisión que convirtió su partida en un acto de amor, y así donar sus órganos para dar vida a otros.
Gracias a esta solidaria decisión, diversos pacientes en hospitales del país ahora tienen una nueva oportunidad. Uno de los casos más destacados es el de un paciente de Monterrey que recibió el corazón donado por Álex.
El órgano fue trasladado desde Guanajuato hasta el Aeropuerto Internacional de Monterrey la tarde del martes, y desde ahí fue llevado en helicóptero por Protección Civil de Nuevo León hasta el Hospital de Cardiología No. 34.
La operación de traslado se realizó con un protocolo riguroso y coordinación entre diversas corporaciones. A las 15:55 horas se cerró la vialidad de la avenida Lincoln, y cinco minutos después el helicóptero aterrizó frente al hospital, en medio del asombro de decenas de testigos. El receptor, quien sufre una afección de ritmo cardíaco acelerado, se encuentra a la espera del procedimiento que será realizado por especialistas.
Álex tenía solo 17 años y su trágica muerte conmocionó a su comunidad, pero la de decisión de su familia transformó la tragedia en esperanza.
Este caso se suma al de Carlos, un joven originario de León, Guanajuato, quien perdió la vida tras caer de un caballo. Al igual que la familia de Álex, sus seres queridos tomaron la decisión de donar sus órganos y brindar esperanza a quienes esperaban una oportunidad de vida.
Carlos era conocido por su pasión por la charrería y fue despedido por su familia y amigos. Su partida se transformó en un acto de amor que dio una nueva oportunidad a otras personas a través de la donación de órganos.